Viviendo en una camioneta de U-Haul con una niña

Carla es como muchas de las jóvenes madres que vienen a Metropolitan Ministries… ansiosas y temerosas, pero dispuestas a hacer todo lo posible para sacar a su familia adelante.

El año pasado, Carla tenía un buen trabajo como agente. Luego empezaron los despidos y tanto ella como su familia fueron forzados a dejar su hogar.

Sin ningún pariente cerca, Carla, su esposo y su hija tuvieron que vivir en una camioneta de mudanza de U-Haul.

“El tiempo mas peor en mi vida,” es como Carla lo recuerda.

Después de diez días, la familia estaba cubierta de picaduras de mosquito por haber dormido con las ventanas abajo. Para bañarse, usaban una manguera de jardín. El olor en la camioneta era horrible debido al sudor de todo el día. Obviamente su hija apenas podía dormir, manteniendo a Carla y a su esposo despiertos la mayor parte de las noches.

“Hacía tanto calor y mi bebé no paraba de llorar. Me sentía tan culpable,” Carla recuerda. “No sabía a quién pedirle ayuda.”

Carla y su esposo comían muy poco, sólo lo que conseguían de otra familia sin hogar que les compartía estampillas de alimento.

“Fue humillante, pero me hizo darme cuenta que tenía que exigirme más.”

Metropolitan Ministries le ofreció a la familia de Carla lo que muchos de nosotros damos por hecho: tres comidas al día, un baño, una cama para dormir, y otros niños que jueguen con su hija.

Con MiraclePlace como su hogar temporal, Carla se enfocó en regresar a trabajar y casi de inmediato encontró trabajo con un agente independiente. Hoy en día, hace mucho de su trabajo en la biblioteca, trabajando entre 10-12 horas al día y atendiendo clientes durante la hora de la comida.

En Metro, Carla ha empezado a ayudar a otros residentes a encontrar trabajo y a dar tutorías a estudiantes de preparatoria. Esto le ha dado una nueva perspectiva sobre las personas sin hogar.

“No todas las personas sin hogar son adictos o sin educación.”

Cuando Carla y su familia vivían en la camioneta de U-Haul, el futuro se veía sin esperanza. Ahora, gracias a tus regalos, Carla está de nuevo de pie y feliz por la segunda oportunidad que se le ha brindado.

Cuando las temperaturas en Tampa Bay alcanzan los 90 grados y la humedad de la mañana llega a 88%, justo como ahora, el día a día se vuelve insoportable.

Madres y padres desesperados no pueden darse el lujo de prender el aire acondicionado de los autos por más de unos minutos. No hay donde bañarse y limpiarse el sudor. Hasta conseguir un vaso de agua fría puede ser un reto la mayoría de los días.

Historias como la de Carla las escuchamos más y más estos días….

Un acontecimiento trágico cambia la vida de la familia. Pero en vez de rendirse, luchan fuertemente con todo lo que tienen antes de que les gane la desesperación.

Generalmente, julio es el mes más caliente del año en la Florida. Es cuando el calor del verano puede llegar a ser mortal… especialmente para los niños, quienes son más susceptibles a deshidratarse o desmayarse si están dentro de un auto por mucho tiempo.

Por eso te pedimos que actúes hoy.

Al hacerlo, proveerás a familias como la de Carla con toda clase de ayuda que puede salvar sus vidas: desde cuartos con aire acondicionado y buena comida hasta asesoramiento y entrenamiento para conseguir trabajo. Es una buena inversión, considerando que el 84% de los padres de familia se van de aquí con un empleo.

No dejes que estas familias sufran en este intenso calor un día más. ¡Podrías salvar la vida de alguien!